Allá vamos otra vez. Una de género maaarchando!

Oooook, pues, ante la aclamación popular (pero qué bueno es tener amig@s que te quieren, jejeje!!!), me temo que vamos a tener que vencer la timidez (y la pereza) y seguir contándonos cosas que nos importan. Pos vale, me parece bien.

Ayer tuve la suerte de escuchar una razón más para que me importe. Bueno, dos: María Elena y Marisol. Vaya par de tías!

En un mundo donde se da ese fenómeno tan comentado de la feminización de la pobreza, que para simplificar diría que significa algo así como que allá donde la gente (en general) lo pasa mal, las mujeres lo pasan aún peor; donde además sigue existiendo (de forma más o menos evidente según las sociedades) desigualdad de oportunidades para mujeres y hombres; donde se sigue pagando una dote a alguien para que se lleve a la hija; donde seguimos perpetuando roles y comportamientos "propios de nuestro sexo" sin cuestionar si son características naturales o adquiridas; donde, en fin, un parto de un niño se paga más caro a la matrona que lo asiste que si la criatura nace niña... En un mundo así, reconforta ver dos modelos de mujer como las que tuve el gustazo de escuchar anoche. Una Señora Alcaldesa nicaragüense, y una Señora Directora de una ONG hondureña. Ahí es ná, en dos países (Honduras y Nicaragua) que si bien han tenido avances en los últimos años y han empezado a definir políticas públicas con visión de género, nuevas leyes, etc, no se caracterizan precisamente por facilitar el acceso de las mujeres a la vida pública. Vaya, no quiero ser bruta, pero por mi (brevísima) experiencia centroamericana, creí notar que allá perviven valores machistas del tipo "la mujer, con la pata quebrada y en casa". Que se dediquen a "lo suyo", vaya (úsease, la casa y los hijos). Nos suena, verdad? Que tampoco nos queda tan lejos, eh...?

Por eso, dos mujeres luchadoras que destacan en sus respectivos sectores de la forma que lo hacen, y que encima osan venir a esta españa nuestra a reunirse con otras tantas lideresas (me encaaaaaaannnnnnnnta esta palabra!!) paisanas suyas, a debatir sobre el futuro de la mujer en centroamérica, a empoderarse (olé, esta me encanta también!), a trazar planes de futuro y a tejer redes y alianzas para llevarlos a cabo con éxito... dos mujeres así hacen que me diga a mí misma: "Ahí lo tienes. Ves como sí se puede?".

Esto del "sí se puede" va por una de mis pajas mentales más recurrentes (que sé de más de una que le va a sonar), en torno al sentido que tiene invertir en luchar contra la pobreza tantos recursos como hacen las ONG, las agencias internacionales, la cooperación gubernamental... (este "tantos" es relativo, dependiendo de con qué partidas presupuestarias lo compares, claro), si los escasos avances que se obtienen, con tanto esfuerzo y a tan largo plazo, se van a tomar po... -ejem- viento al primer desastre natural (léase huracán o terremoto) o artificial (léase bombardeo israelí) que caiga por allá. Frustrante, como mínimo.

Bueno, pues esto del "sí se puede" va por esto, porque Marisol y María Elena son dos personas concretas, con vidas concretas, con realizaciones muy concretas (y si no, que se lo pregunten a las miles de mujeres que se benefician de su trabajo, aunque nada más fuera con el ejemplo). Ellas no son "producto de la cooperación", claro, pero es a ellas y a muchas como ellas, a quienes merece la pena apoyar si queremos cambiar cosas.

Soy consciente de que todo esto me ha quedado muymuy "paja mental", pero creo que se entiende lo que quiero decir... y si no, pues intento explicarlo ahora. Vaya, que soy una firme convencida de que si esperamos que el mundo cambie a mejor algún día, y que esos cambios se noten, tanto Allá como Acá (mola más esto de Allá y Acá que lo del Norte y el Sur, que no lo eniende nadie...eh?? jejeje), es importante reducir la distancia (sea un abismo o una brecha) que separa a mujeres y hombres en cuanto a acceso a los recursos y oportunidades. Mujeres como Marisol y María Elena, para mí, así lo demuestran.

¿No creeis?

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