El altruismo está demodé
Corren buenos tiempos para los mercados. Sí, aunque suene
incongruente decir esto en tiempos de crisis. Buenos tiempos para el libre
mercado, la competitividad, el individualismo y el quien tiene, paga.
Alimentemos la máquina de la libre competencia, aceitemos el motor del consumo
y, por supuesto, eliminemos todo el lastre de políticas sociales. Hagamos
avanzar la máquina de Europa...
Solidaridad y altruísmo.... Eso ya no se lleva.
En tiempos de crisis este discurso único y repetido hasta la
saciedad por los políticos y los medios de comunicación masivos (que vienen
siendo brazo derecho e izquierdo de los mercados) se convierte en imperante. Los
derechos humanos dejan de ser universales y pasan a ser opcionales, sujetos a
la oferta y demanda. Si los mercados cotizan al alza, quizás nos podamos
permitir esos lujos. Si no....
La industria farmacéutica es la máxima expresión de ese
llevar a la bolsa un derecho fundamental: el derecho a la salud. El derecho a
la vida. Tod@s tenemos un pasado oscuro, y el mío hizo un par de etapas en el
mercadeo de la salud, por eso conozco un poco los entresijos internos, la
suciedad de las prácticas y la falta de escrúpulos de un sector que comercia
con nuestra salud.
Siempre me ha quedado un resquemor por esa especie de
auto-prostitución a la que me sometí durante un año y pico. Un nosequé de
desconfianza cuando voy al médico y me prescribe un medicamento..
Así que el otro día leí descorazonada y muy muy cabreada cómo
el presidente de un laboratorio farmacéutico proponía legalizar la venta de sangre. Y por si la propuesta no sonara lo bastante indecente de por sí, argumentaba
que en los tiempos de crisis que corren, sería una opción muy válida para
proporcionar ingresos extra a los parados: "60 o 70 euros por semana que
sumado al paro, es una forma de vivir". Por último, alegaba que en España
las donaciones son gratuitas debido a un motivo "romántico”. Es decir,
poco práctico, alejado de realidad.
Pues, señor Grifols, efectivamente. Ese "sentimiento
romántico" que alienta a la gente a donar (REGALAR) su sangre tiene, entre
otros nombres, el de "solidaridad" y "altruismo". Pero
claro, eso no cotiza en bolsa, así que ni le suena, ni lo entiende. La gente
que lo hace piensa que quizás salve una vida al hacerlo, y es una de las pocas
oportunidades de ser héroes y heroínas con un gesto al alcance de nuestro
antebrazo. Convertir también esto en una transacción económica es ensuciarlo,
prostituirlo. ¿Qué vendrá después, la venta de órganos? Ya puestos, un ser
humano completo en el mercado puede alcanzar un valor incalculable... Mejor no
doy ideas.
Si esta propuesta va adelante, y el gobierno este mequetrefe
que tenemos concede este permiso y se mercantiliza también esto con la excusa
de la crisis, podría llevar a que los bancos de sangre públicos se quedaran sin
donaciones, y, por lo tanto, tendrá derecho a una transfusión quien pueda pagársela.
Igual que a los medicamentos, a este paso.
Vampiros y chupópteros, en la acepción más literal de las
palabras.
¿Solidaridad entre las comunidades autónomas? Buah, si son un
lastre, con su gestión ineficiente de la sanidad y su multiplicidad de
eslabones. Mejor, devolvamos las competencias y el Estado central (Uno, Grande
y Libre) lo gestionará todo de forma que recibamos educación y sanidad de
calidad... quienes tengan sus cuentas bancarias bien provistas. El resto...
será que no ha sabido aprovechar las oportunidades. Parásitos de la sociedad...
no pretenderán que les sigamos manteniendo, ¿verdad?
¿Cooperación internacional? Porfavooorrr! con la cantidad de
problemas que tenemos nosotros, como para ayudar a esos pueblos
subdesarrollados que han demostrado que no saben gobernarse, cuna de dictadores
corruptos y de gente revoltosa (¿cómo? ¿qué es eso de que nosotros apoyábamos y
colocábamos a esos mandatarios hasta, como quien dice, anteayer -en
Latinoamérica- y hasta hace diez minutitos -en el norte de África-? No he oído
nada, estoy muy ocupado “reformando”. Y, por cierto, me sobran unos euritos
para caridad de esa de toda la vida, que es de buen cristiano. Pero de
cooperación, ná de ná.
Además, está toda esa gente que viene “de fuera” a invadirnos,
a aprovecharse de nuestros servicios y a quitarnos nuestros trabajos. A esos
hay que echarlos al mar (o dejarlos en él pa que se ahoguen).
Porque nosotros también fuimos inmigrantes, sí, pero integrándonos y haciendo
bien las cosas (curioso la cantidad de centros gallegos allovertheworld que
continúan celebrando gaiteiradas y cociendo empanadas para los nietos que nunca
han pisado “la madre patria”).
En fin. En estos tiempos que corren, en que el valor de las
acciones (actos, no títulos) parece poder contabilizarse en términos monetarios, quizá haya que
subirse al carro de los mercados y ayudar a ese ciego a cruzar la acera,
subirle las bolsas a la vecina del segundo o ceder el sitio en el metro al
anciano o la mujer embarazada, previo pago de unas moneditas. La tarifa la
estipulará la cantidad de asientos libres y de posibles candidat@s a ellos en
el vagón. Es decir, la ley de la oferta y la demanda de toda la vida. Con un
poquito de suerte, complementamos nuestros ingresos y lo mismo podremos pagarnos la
transfusión cuando nos toque....
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